Las ideas que inspirarán tu marca están en todas partes
¡Hola, fogater!
Después de la etapa más analítica del proceso de creación de marca (que expliqué en el post anterior), hay que crear un espacio para la inspiración. Aquí llega la parte en la que se me ponen los ojos como si entrara en la fábrica de chocolate (y me lo pudiera comer).
Ten claro que toda marca necesita un alma, transmitir una esencia especial que conecte con su público. ¿Te suena esa sensación de conocer a una persona con un carisma especial, de esas únicas, que son difíciles de olvidar? ¿Verdad que también hay personas de las que no recuerdas nada al minuto de haberlas conocido? Con las marcas pasa lo mismo y me imagino que si estás leyendo esto, es porque quieres que la tuya deje huella.
Ahora es cuando algunos vendrán con el cuento de “es que soy muy peq…”, “pero es que no tengo din…”, ¡bobadas! Si tu propósito y tu mensaje son lo suficientemente potentes (y en eso puedo ayudarte):
Aquí no voy a teorizar demasiado, sino más bien a contarte cómo fue mi proceso, en qué me inspiré para crear la marca de Fogata.
BUSCANDO ORDEN EN EL CAOS
Antes de nada quiero tranquilizarte si estás pensando en contratar a alguien para que te ayude con la creación de tu marca. El proceso será mucho menos caótico (más bien lo disfrutarás y aprenderás muchísimo), porque en el caso que te cuento la dificultad está en crear una marca para uno mismo. Unos ojos externos siempre ven con mayor claridad de lo que puedes ver tú desde el ensimismamiento inicial que produce cualquier proyecto en el que te embarques.
Desde que decidí que quería llevar adelante esta idea, durante meses fui apuntando todo lo que se me pasaba por la cabeza en toda clase de sitios, en notas del móvil, en pósits, en cuadernos, en documentos de word, en servilletas…
Por momentos me sentí en una extraña búsqueda en la que no sabía muy bien lo que estaba buscando, pero se trataba de dar forma a algo precioso y potente aunque, en aquel momento, abrumadoramente abstracto. De manera intuitiva fui saltando de libro en libro, de película en película, de viaje en viaje, de charla en charla y añadiendo piezas al puzzle para que fuera definiendo su forma.
Por si acabas de aterrizar en Fogata y no sabes muy bien qué es, puedes leerlo con todo lujo de detalles aquí, o si lo quieres más resumido, aquí, para comprender mejor este post.
Y sin más dilación, te cuento las chispitas que prendieron este sarao.
1.- El libro de la alegría
Me emociono y todo. Este es un libro MARAVILLOSO que nace de reunir al Dalai Lama con Desmond Tutu para disertar sobre la alegría. Me leerás y oirás hablar mucho de ellos porque son para llevárselos a casa a los dos y ponerles un cuarto. Mira qué ternura:
¿Qué aprendí? Que no importan las circunstancias sino nuestra forma de procesarlas y nuestro afán de permanecer alegres, compasivos y firmes en nuestras convicciones.
He colgado de la pared de mi despacho el resumen del libro que me resulta muy útil para recordarme lo que quiero y lo que no quiero en mi vida, y es que existen ocho obstáculos que nos distancian de la alegría:
Miedo, estrés y ansiedad
La frustración y la ira
La tristeza y el dolor
La desesperación
La soledad
La envidia
El sufrimiento y la adversidad
La enfermedad y el miedo a la muerte
Por otra parte, la alegría tiene ocho pilares:
Perspectiva
Humildad
Sentido del humor
Aceptación
Perdón
Agradecimiento
Compasión
Generosidad
Una guía genial para comportarse tanto en lo personal como en la profesional, ¿no te parece? Esto me ayuda a dar sentido, un hilo conductor a mis mensajes en línea con la filosofía que quiero transmitir, con la transformación que pretendo impulsar.
2.- El arte del fuego, el placer de encender una llama
En esta búsqueda conceptual me agencié otro libro que me llamó la atención, no sé muy bien por qué. Llámalo energía, brujería, llámalo equis. El caso es que es un libro bastante raro. Su autor se llama Daniel Hume y es experto en formas antiguas y modernas de encender fuego. Sí, de todo tiene que haber en el mundo. El libro en cuestión se llama El Arte del Fuego, el placer de encender una llama. Aparte de sentirme capaz de sobrevivir en cualquier inhóspito rincón del mundo sabiendo encender un fuego en cualquier circunstancia (no, en realidad no) conservé estas ideas en mente:
El fuego está en el origen del progreso de la humanidad.
Juntarnos a su alrededor, calentándonos las manos y la cara, es uno de nuestros más profundos instintos.
El fuego fascina, cautiva la imaginación, une a familias y comunidades.
Es luz, calor, energía, la posibilidad de cocer nuestros alimentos.
Nos conecta con nuestros semejantes, nuestras emociones y nuestras historia con una intensidad inigualable, solo comparable a la de la música.
El fuego es creación, unión, el lugar de encuentro donde contar historias, cantar, bailar. El hecho de cocinar los alimentos supuso un antes y un después en nuestra evolución ayudó al desarrollo de nuestro intelecto. Por eso, no se me ocurre símbolo mejor que una fogata para dar cabida a la creatividad, al conocimiento y a una comunidad de personas con el poder de cambiarlo todo.
3.- El libro de los símbolos - The archive for research in archetypal symbolism
Siguiendo con mi investigación, busqué en uno de los libros que más utilizo cuando creo una marca: El libro de los símbolos - The archive for research in archetypal symbolism. Por si fuera poco para convencerme de que mi nueva marca tenía que ir por ahí, leí lo siguiente:
Las primeras chispas de conocimiento humano de sí mismo coinciden con el hecho de hacer y cuidar el fuego.
La chispa: partícula incandescente arrojada o restante de una hoguera, representa el potencial incendiario de las ideas […] para reconfigurar el orden del mundo entero.
La chispa representa la energía, la ilusión, nuestra capacidad para sorprendernos y el potencial incendiario de las ideas. Es hipnótica y magnética. Es de esos elementos mágicos que nos regala la vida, tan bello como poderoso. Y nos recuerda que no hace falta ser muy grande para causar un gran efecto.
¿Hacían falta más señales divinas para saber que mi nombre debía estar relacionado con el fuego?
4.- Creatividad, S.A.
Otra fuente inagotable de inspiración. Un libro de cabecera para todos los que, de una forma u otra, trabajamos con la creatividad como herramienta o como fin.
Su autor es Ed Catmull, cofundador de Pixar Animation Studios y presidente de Pixar Animation y Disney Animation.
Me parece casi un sacrilegio tratar de resumir tanta sabiduría en unas líneas, pero destacaré simplemente las ideas más importantes que me quedaron y que de alguna manera me han inspirado en este proceso de creación de marca.
El primer aprendizaje es que las ideas necesitan libertad para vivir. Necesitan poder ser pensadas, compartidas, debatidas y respetadas. Es por ello que decidí que mi marca debía respirar eso: libertad.
El segundo es que son los demás los que tienen que hablar de si somos buenos en lo que hacemos, no nosotros. Rara vez leerás entre mis mensajes fanfarroneo del tipo “ofrezco un servicio con la máxima excelencia”. Qué horror. No. Si mi trabajo es bueno, que lo digan los demás.
La tercera idea no me atrevo a parafrasearla porque la estropeo. Mejor la cito textualmente:
«Trabajar en nuestros procesos para que sean mejores, más sencillos y más eficientes es una actividad indispensable y algo en lo que deberíamos trabajar continuamente, pero no es la meta. La meta es hacer que el producto sea genial.»
De aquí pude extraer toda una filosofía sobre canalizar mi veneración por las ideas y que se refleje en una plataforma donde dar cabida a todas las que pueda, con la única condición de que quieran cambiar el mundo a mejor.
5.-Raquel y Nina
Mi amiga Raquel es la persona más serena y con las vibras más bonitas que conozco. Raquel, creo que nunca te lo he dicho, pero ¿recuerdas aquella tarde sentadas en el Tommy Mel’s hablando de mercadillos solidarios y de lo que en ese momento era una chispita microscópica de Fogata? Pues me dijiste con esa calma que te caracteriza, con esa sonrisa tan preciosa y esa voz tan calentita, mirándome a los ojos: «Todo está bien». Y ¿sabes qué? Que me lo dijiste tan bonito, que me lo creí. Esas tres palabras se quedaron en mi mente como un mantra al que vuelvo de vez en cuando, cuando todo se tambalea, cuando dudo de mí misma.
Algo parecido me pasa con Nina, la que ha sido durante casi dos años mi profe de yoga y para mí, también mi maestra Jedi. Ella es pura disciplina, un espíritu con una curiosidad insaciable y unas ganas inagotables de propagar amor en el mundo. Nina, aquel día que yo estaba haciendo un poco playback en un asana que me hacía temer por mi espalda, aunque no fuera nada del otro mundo, me preguntaste por qué no la hacía y te respondí que me daba miedo hacerme daño. Apenas me dejaste terminar la frase, me cogiste el brazo y me miraste a los ojos. Con la mezcla perfecta de firmeza y dulzura que siempre transmites, me dijiste «No tengas miedo, es lo peor». Esas seis palabras se me grabaron a fuego. Tanto, que tengo un post escrito en la recámara, hablando solo de ellas y de todo lo que significaron para mí.
Estas dos frases, una de tres palabras y otra de seis, tuvieron para mí la potencia suficiente para inspirarme a añadir dos elementos clave a la esencia de esta marca: confianza y audacia. Gracias chicas, esta parte de Fogata es vuestra.
Estas son solo algunas de las fuentes de inspiración que se fueron uniendo en mi cabeza formando, poco a poco, el complejo puzzle de mi proyecto y mi marca, porque la magia de la creación de marca es esa: las preguntas que te haces para crear tu plan de negocio responden sin querer a lo que debe ser tu marca, pero también sucede a la inversa.
Me muero por saber tus fuentes de inspiración a la hora de crear tu proyecto. ¡Cuéntame en los comentarios!
En el próximo capítulo empezaremos a vislumbrar conceptos, estilos e influencias a través del test de personalidad corporativa y el moodboard o muro de inspiración. Una de mis partes favoritas del apasionante proceso de creación de marca.
Paz y toneladas de inspiración para ti